EL BARRIO DE BOEDO
ANÍBAL LOMBA
(PARTE
2)
San Lorenzo de Almagro
Los
que somos de Boedo no podemos olvidarnos de la creación de San Lorenzo de
Almagro. Veamos un rápido pantallazo. Allá por 1905 un grupo de vecinos de la
zona, obreros casi todos, empezaron a jugar al fútbol, que era una disciplina
deportiva nueva, y lo hacían en un descampado que había en México y Quintino,
frente a lo que era el Oratorio de San Antonio. Allí se formó un grupo al que
llamaron “Los Forzosos de Almagro” y que con el apoyo del sacerdote salesiano
Padre Lorenzo Massa comenzó a desarrollarse como institución. El Padre les
ofreció que jugaran en una canchita del Oratorio, más que nada en su afán de
sacar a los chicos de la calle, pidiéndoles a cambio que fueran los domingos a
misa. La mayoría de ellos pertenecía a familias socialistas, pero el amor por
la pelota primó y aceptaron. Estos muchachos se organizaron institucionalmente,
siempre con el apoyo del Padre Lorenzo y al tiempo pudieron adquirir los
terrenos donde trabajaron todos, alisando el terreno, levantando las tribunas
de madera, en fin, haciendo la cancha que años más tarde sería el orgullo de
Boedo.
El Oratorio San Antonio en 1925 |
Médicos de Boedo
Una
de las particularidades de Boedo es la existencia de médicos famosos. Hubo
hombres realmente entregados a lo social, que se ruborizaban si el paciente les
pagaba por sus servicios, como Martín Reibel, quien visitaba a sus enfermos en
una “break” tirada por un viejo caballo blanco. Fue diputado radical entre 1914
y 1918 durante la presidencia de Irigoyen. El Dr. Benjamín Bonifacio, con
consultorio en Boedo y Carlos Calvo, visitaba a sus pacientes a caballo y con
botas. El Dr. Aldo Cantoni, hermano del Gobernador de San Juan, era tan pobre
que sólo pudo alquilar una habitación en
una casa de familia para atender a los enfermos. El Dr. Lauro Tidone fue
otro de aquellos médicos a quienes sus pacientes, (a los que visitaba en
bicicleta), respetaban y querían y que siempre, después de atenderlos les daba
el dinero para comprar los remedios. Por último, el Dr. Julio Cruciani, único
sobreviviente de esos profesionales inolvidables. Fue el creador en el hospital
Ramos Mejía del servicio de alergia y se dice que las puertas de su casa en San
Juan y Maza estaban siempre abiertas para recibir pacientes fuera de la
consulta.
Dr. Aldo Cantoni |
Dr. Julio Cruciani |
CONTINUARÁ
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