Se recuerda el 13
de junio el nacimiento
en Villa de María del Río Seco, Provincia de Córdoba, del poeta, ensayista,
periodista y político, Leopoldo Lugones, (1874 – 1938) en cuya memoria se
instituyó el Día del Escritor.
Fundador y primer presidente de la Sociedad
Argentina de Escritores corresponde
reconocer en él a un precursor y a un hombre clave en la configuración del
canon literario argentino. Entre sus obras tenemos "Las montañas del
oro" (1897) "Crepúsculos del jardín" (1905). “La Guerra Gaucha”
(1905) Alcanza su máxima expresión en "Lunario sentimental"
(1909),"Odas seculares" (1910) y la "Historia de Sarmiento"
(1911).
Lentamente, su joven visión socialista fue dando paso a un
pensamiento nacionalista de originales matices, crítico del liberalismo. En
diciembre de 1924, el presidente Alvear envió al Perú a su ministro de Guerra,
general Agustín P. Justo a la conmemoración del centenario de la Batalla de
Ayacucho (9/12/24). Lugones lo acompaña, y pronuncia el célebre discurso “Ha sonado otra vez, para bien del mundo, la
hora de la espada…” Esta expresión se constituyó
en el inicial fundamento filosófico que desembocará en la Revolución de
septiembre de 1930 encabezada por general ® Uriburu contra el presidente
constitucional Hipólito Yrigoyen, iniciando el penoso ciclo de los golpes
militares.
De esta época y orientación ideológica son las obras:
"La patria fuerte" (1930) y "La Grande Argentina" (1930),
que debía ser poderosa e independiente en lo económico, altamente
industrializada y con una red ferroviaria que debía servir no sólo para
exportar las riquezas nacionales sino para abastecer su mercado interno.
(Lugones, Antología, p. 431).
Fue el poeta que llevó al modernismo a una de sus cúspides
más alta, pero también, un hombre contradictorio y sufrido, que conoció el
verdadero amor tardíamente. Por propia decisión, fallece un 18 de febrero de
1938, problemas familiares y sentimentales, lo llevaron a tomar tan trágica medida.
Que por su cultura fue barrio, mucho antes que el formalismo
administrativo lo consagrara en 1968, tuvo una variada cantidad de hombres de
letras imposible de enumerar, no obstante es de resaltar la actividad de
escritores que plasmaron su labor dentro del llamado “Grupo Boedo”, opositor
literario al “Grupo Florida”
“En Boedo y Florida”, Yunque establece una profunda dicotomía
entre ambos grupos..”Boedo era la calle, Florida la torre de Marfil”
El grupo de Boedo surgió en 1922 a
raíz de un concurso literario realizado por el diario La Montaña. En
dicho concurso fueron premiados futuros integrantes del Grupo entre otros,
Castelnuovo, Barleta y Mariani. Álvaro Yunque obtuvo una mención especial.
El grupo es una consecuencia del cierre de “Extrema Izquierda, en setiembre
u octubre de 1924, sus colaboradores
se refugiaron en Boedo 837, sede de la editorial Claridad” de Antonio Zamora,
cronista del movimiento obrero en el diario Crítica de la Capital Federal...”
“…es recién en 1924, …cuando
comienzan a funcionar como grupo…la editorial Claridad se convierte en el
soporte material de Boedo, Tinieblas de Castelnuovo, es
calificada la obra fundacional del grupo.
Antonio Zamora tenía 25 años cuando
su voluntad combativa y espíritu visionario le dieron el empuje necesario para
encarar una empresa editorial (“Claridad”) que se convertiría, poco tiempo
después, en uno de los más importantes emprendimientos culturales que registra
la primera mitad del siglo XX. Instalado con sus oficinas en un departamento de
la calle Boedo 837…(en cuyos fondos funcionaba la imprenta de Lorenzo Raño, que
también hizo historia y al frente –en el local que lleva el número 841- se
encontraba la famosa librería de Munner) muy pronto se convirtió en
amagatoria (César Tiempo) donde se
reunían quienes comenzaron a dirigir y editar la colección Los Pensadores,
convertida con el tiempo en revista Claridad…” (“Boedo un barrio con
historias”, colección cuadernos educativos, pág.56, Comisión para la
preservación del patrimonio histórico cultural de la ciudad de Buenos Aires,
lic. Leticia Maronese)
Hijos de obreros o de la clase media
baja, buscaban en el arte una herramienta de transformación social y se oponía
radicalmente al esteticismo….
Boedo era el suburbio chato y gris, calle de boliches, de cafetines y teatrejos, refugio
del dominical cansancio obrero, calle que nunca tuvo poeta suntuoso que la
cantara, calle cosmopolita, ruidosa, de fotbaliers, guaranga, amenazante….era
lo gringo, lo importado, lo actual. Florida en cambio el centro de Buenos
Aires, la vía de grandes tiendas, la del lujo exquisito, la cantada por Darío
con profusión de oros y palabras bellas, la calle donde está el Jockey Club y
donde una clase social exhibía su cotidiano ocio…Florida tenía pasado,
tradición porteña (Yunque,
A. La literatura social en la Argentina
p.326…)
“…al referirnos a la práctica
desplegada por el Grupo de Boedo, preferimos denominarla literatura militante
de estilo realista y con un sentido pedagógico mediante el cual se considera el
propio accionar cultural como una forma de participación política. …”
...Contra el arte desinteresado,
contra el arte por el arte, Boedo levanta las banderas de una militancia
cultural revolucionaria que le sirva a los explotados para comprender su
verdadera condición. Contra la torre de marfil, la calle, contra el arte para
minorías, el arte por y para el pueblo. En lugar de utilizar un lenguaje que no
usa nadie para nada, Boedo elige un lenguaje que usan todos para todo. (BOEDO. Orígenes de una literatura militante. Historia del primer
movimiento cultural de la izquierda argentina. Leonardo Candiano; Lucas
Peralta. Ediciones del CCC. Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini
pág. 15. Año 2007)
Los autores que conformaron este
Grupo fueron Elías Castelnuovo, Leónidas Barletta, Álvaro Yunque, Roberto
Mariani, Antonio Zamora y Abraham Vigo como núcleo central, a los que
posteriormente se les sumó César Tiempo, con participaciones, entre otros, de
Facio Hebecquer, Julio Barcos…etc. …sus publicaciones fueron Los Pensadores y Claridad, entre los
años 1924 y mediados de 1927.
Junto con las publicaciones de las
revistas, desde Boedo se editaron varios libros en la colección Los Nuevos de la editorial Claridad que
marcaron la estética y la visión del arte que difundía el grupo. Los diez
libros publicados fueron Tinieblas, de
Elías Castelnuovo, Versos de la calle,
de Álvaro Yunque, Malditos, también
de Castelnuovo, Cuentos de la oficina,
de Mariani, Los pobres de Leonidas
Barletta, Tangarupá, de Enrique
Amorín, Los Bestias, de Abel
Rodríguez, Versos de una…, de Clara
Beter (César Tiempo), Desventurados,
de Juan I.Cedoya y Miseria de 5ª Edición, de Alberto Pinetta. Gran
parte de estos textos posicionaron fuertemente a Boedo en los debates
culturales y políticos de la época.
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