Nació el 17 de enero de 1875 en Montevideo.
Hijo de Olegario Sánchez y Josefa Mussante. Criado entre once hermanos en el seno de una familia afiliada
al Partido Blanco uruguayo. A los quince años acompañó a su tío como
escribiente de la Junta Económica Administrativa de la ciudad de Minas y se
inició muy pronto en el periodismo.
A los 17 años, viajó a La Plata iniciándose
en ambientes literarios. A su retorno a Montevideo, en 1894, comenzó
a trabajar como periodista en los diarios “El Nacional”, “La Razón” y “El
Siglo”, de Montevideo. En el Centro internacional de Estudios Sociales de la capital uruguaya,
presentó sus primeras obras de teatro y posteriormente, en Buenos Aires,
conoció a Alberto Ghiraldo, a José Ingenieros y al reconocido anarquista
Pietro Gori.
Pronto se involucró en el mundo obrero, y participó en luchas que
produjeron sus primeras detenciones policiales. Pero también descubrió el
amor. En Buenos Aires, conoció a Catita (Catalina Raventos) e iniciaron una
relación que culminó en matrimonio el 25 de setiembre de 1903. La pareja se
estableció en Rosario. Allí, siendo secretario de redacción del
periódico La República, se topó con la más grande huelga habida
por entonces en Santa Fe.
De formación autodidacta, se aprecian sus
ideas anarquistas (colabora con el periódico La Protesta) y socialistas en
sus sainetes costumbristas como los de 1902, Canillita, (persona que
vende diarios y revistas en la calle) Moneda falsa, dramas acerca del
conflicto entre la vida rural tradicional y el impacto de la inmigración
europea M'hijo el dotor (1903), (obra de la que José Ingenieros comentó: “...pocos, muy pocos
descubrieron lo esencial de M´hijo el Dotor, lo más digno de
señalarse: el conflicto entre la ética vieja, crepuscular, y la ética nueva,
apenas diseñada en la aurora de ideales altamente revolucionarios”, estrenada el 13 de agosto de
1903, por la compañía de Jerónimo Podestá, en el teatro de la
Comedia de Buenos Aires) La gringa (1904), Barranca abajo (1905),
su título más popular y que se estrenó ese mismo año. También escribió
comedias dramáticas como Los muertos, Los derechos de la salud,
y estudios como: El pasado, Nuestros hijos, En familia. Fue autor también de
una serie de artículos: Cartas de un flojo (1900) y del
ensayo El caudillaje criminal en Sudamérica (1903).
Sánchez va desarrollando la transformación del teatro rioplatense. “La
originalidad del teatro de Sánchez, con respecto a la
anterior producción teatral en el Río de la Plata, consiste,
fundamentalmente, en su realismo”, anota
Zum Felde. En éste influyó en gran medida la capacidad personal del
autor para reproducir, en escena, dichos y situaciones de la vida real. Pero,
además, gravitó en toda su obra la particular evolución de su postura
ideológica. De orígenes familiares blancos, Sánchez luchó en 1897
junto a las fuerzas revolucionarias de Aparicio Saravia. De allí surgirá
su desencanto de las posturas políticas tradicionales y su alineamiento junto
a las corrientes anarquistas que circulaban entonces, por el Plata, en torno
a los grupos de inmigrantes europeos. Literariamente, esa transformación se
expresa en las Cartas de un flojo y El
caudillaje criminal en América Latina.
Monumento
a Florencio Sánchez por Agustín Riganelli
En 1907, inició en Montevideo las gestiones para realizar un
viaje a Europa del que se esperaba la consagración definitiva de su teatro. Parte
en 1909, con una misión oficial. Pronto se declara la tuberculosis y el 7 de
noviembre de 1910, a las tres de la madrugada, muere en el hospital Fate Bene Fratelli de
Milán, a los 35 años.
Florencio Sánchez, es considerado el gran renovador del
teatro rioplatense de principios de siglo. La fecha de su deceso fue elegida para conmemorar el
“Día del Canillita”, en virtud de su obra del mismo nombre de 1902.
“ Si yo muero, cosa difícil, dado mi amor a la vida, muero porque he
resuelto morir. La única dificultad que no he sabido vencer en mi vida ha
sido la de vivir. Por lo demás, si algo puede la voluntad de quien no ha
podido tenerla, dispongo: primero, que no haya entierro; segundo, que no haya
luto; tercero, que mi cadáver sea llevado sin ruido a la Asistencia Pública,
y de allí a la Morgue. Sería para mi un honor único que un estudiante de
medicina fundara su saber provechoso para la humanidad en la disección de
cualquiera de mis músculos” (Testamento de Florencio
Sánchez)
Bibliografía:
Alejandro Jasinski. (El Historiador.com.ar)
100 autores del Uruguay. Paganini,
Alberto - Paternain, Alejandro - Saad, Gabriel
Editado por: Capítulo oriental.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario