domingo, 31 de marzo de 2013

PERSONALIDAD DEL MES





ARLT, ROBERTO GODOFREDO CHRISTOPHERSEN (1900-1942)

Autor : Prof. Ricardo Lopa 


Nació en la ciudad de Buenos Aires el 2 de abril de 1900.


 Hijo de padre alemán y madre triestina. Se crió en el barrio de Flores, en el seno de una familia humilde. La mala relación con el padre lo marco en su vida.
Luego de un frustrado ingreso en la Escuela Mecánica de la Armada, se desempeñó como periodista.
Siendo muy joven abandona el hogar familiar y se va a Córdoba, donde tiene una aventura sentimental. Vive allí un par de años y trabaja duramente para ganarse la vida. Tiene 20 años cuando conoce a Carmen Antinucci, con quien habrá de casarse poco después. Con su mujer, atacada por una incipiente tuberculosis, se instala en las sierras de Córdoba, e invierte en vagos negocios los 25.000 pesos traídos por Carmen como dote al matrimonio. Mientras tanto, ha nacido Mirta, hija de la pareja.



Entre 1920 y 1926 se dan sus primera publicaciones importantes: “Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires” (en “Tribuna Libre”), algún cuento en la “Revista Popular”, algunos textos en la Revista “Don Goyo”, y en 1925, dos anticipos en Proa de lo que luego será su primera novela.




En 1926 apareció su prima novela, “El juguete rabioso” donde desnudó a una sociedad que vivía en la más beata y aparente de las formalidades, frente a una literatura que no la cuestionaba en profundidad.
Arlt revolucionó el “buen escribir” de aquel entonces, con sus numerosas “frases aisladas”, con el desorden de los componentes de sus oraciones; omitió y equivocó artículos en forma consciente con el objetivo de “ser directo”.



A comienzos de 1927, empieza a trabajar en el diario “Crítica” como reportero policial. El contacto directo con los actos delictivos y con sus famosos “perdularios” no será escaso, y ello le permitirá adentrarse en un mundo que lo atrae bajo múltiples aspectos.
Se suma a la campaña mundial contra la ejecución en EEUU de los anarquistas Sacco y Vanzetti.

Para esta época, participa en el diario “El Mundo”, donde publicó sus “Aguafuertes porteñas”. Esta etapa en el diario fue muy productiva. Publicó unas mil quinientas “estampas” o “aguafuertes de Buenos Aires”. Con un humor ácido, agudo y a veces hiriente, examinó los caracteres urbanos; los desnudó y realizó una verdadera radiografía de la ciudad. Trazó un cuadro de las costumbres, de los distintos oficios, de los defectos y la psicología de los porteños, en un testimonio imprescindible para quien quiera estudiar la Buenos Aires de los años ‘30. Las “aguafuertes” pueden ser tomadas como una verdadera crítica cívica.



En 1929 apareció su segunda obra: “Los siete locos”. Obra en la que se dedica a traducir los sacudones de la clase media y la “contradicción en que ella se debatía; haber aspirado a ser creadora y no ser más que un conjunto de hombres dependientes y rutinarios” El libro tiene como fondo la crisis económica que sacude al mundo y su implicancia en nuestro país. Muchos críticos sostienen que Arlt muestra su “estado de conciencia”, exponiendo su auto-cuestionamiento.





Del mismo tono, a fines de 1931 publica “Los lanzallamas”, siendo su texto más poderoso y complejo y de mayor riqueza interpretativa.

Su última novela, “El amor brujo”, publicado en 1932, fue una novela de costumbres, sobre la inmoralidad y la hipocresía de las relaciones humanas


En 1932 presentó su primera obra teatral: “Trescientos Millones”. La mística del teatro independiente, llevado adelante por “gente común”, actores no profesionales y simpatizantes del pensamiento de izquierda, atrapó al escritor.



A su primera pieza teatral se sumaron: “Prueba de amor”, de 1932. “Saverio el cruel” y “El Fabricantes de Fantasmas” de 1936. “Africa” y “La Isla Desierta” de 1938





Su obra como cuentista, fue recopilada en una colección, “El jorobadito” que contenía nueve cuentos, entre ellos “El escrito fracasado”, donde imprime una crítica aguda al mundo literario. Dirá: “Se dice de mí que escribo mal. Es posible. De cualquier manera, no tendría dificultad en citar a numerosa gente que escribe bien y a quienes únicamente leen los miembros de sus familias...”


Después de un viaje a Chile en 1941, y luego de un segundo casamiento, su salud se vio deteriorada. El 26 de julio de 1942, de regreso en Buenos Aires, falleció de un ataque al corazón.

ARLT y el Grupo BOEDO
Roberto Arlt empieza a actuar literariamente ya encendida la disputa entre Florida y Boedo.  La ubicación diríamos geográfica expresa dos posturas estéticas. El centro y el suburbio se oponen en esos dos lemas. El primero indica la calle aristocrática (la sede de la revista Martín Fierro se halla en la calle Florida esquina Tucumán). El segundo interpreta al barrio populachero, guarango por excelencia, donde el gringo se codea con el gaucho (en la calle Boedo está la redacción de la revista Los pensadores)

¿Qué tiene que ver Arlt con Martín Fierro? El primer número del periódico aparece en febrero de 1924. A invitación de Ricardo Güiraldes  colabora en Proa, pero no lo hace en Martín Fierro con el que no tiene nada que ver. A lo más hace amistad con algunos de sus colaboradores por el pintoresco cargo de secretario de Ricardo Güiraldes, que desempeña brevemente. Esta relación personal ha inducido a algún “martinfierrista” a incorporarlo a Arlt al grupo, como si un escrito se definiera por sus amistades literarias y no por el carácter intrínseco de su obra.
Arlt, muy amigo de Roberto Mariani, de Leónidas Barletta, de Nicolás Olivari, entra a colaborar en Claridad, la revista que sucede a Los pensadores. Es decir, que sin participar para nada en la polémica, mantiene vinculación personal con ambos grupos.
Pero por su literatura, que trae el aliento de la calle, del suburbio ciudadano, de los hombres de abajo, de la vida interior del hombre humillado, de la vida total, Arlt se aproxima al grupo de Boedo, aunque su acento sea muy particular, personalísimo. Es mucho más complejo. Excede al grupo. Sin embargo Arlt mismo se considera integrante de Boedo. Y así lo dice:
“De las nuevas tendencias que están agrupadas bajo el nombre de “Florida”, me interesan Villar, Bernárdez, Mallea, Mastronardi, Olivari y Pinetta. En el grupo llamado de Boedo, encontramos a Castelnuovo, Mariani, Eandi, yo y Barletta. La característica de este grupo sería su interés por el sufrimiento humano, su desprecio por el arte de quien calle, la honradez con que ha realizado lo que estaba al alcance de su mano y la inquietud que en algunas páginas de estos autores se encuentra y que los salvará del olvido “(Revista Literatura Argentina 1938)




Bibliografía:
 Cristina Piantadina. “Los malditos”
-Raul Larra.-“Roberto Arlt, el torturado” Ed. Ameghino.

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