domingo, 30 de septiembre de 2012

PERSONALIDAD DEL MES


CÁTULO CASTILLO
                                                                                     
 AUTOR : Prof. Ricardo Lopa 




Hombre de Boedo, pasó la adolescencia transitando por sus calles y casas. Castro al 900 lo vio nacer, luego de un intervalo de la familia por Chile; pues el anarquismo del padre, José González Castillo lo ameritaba; vuelve a Boedo, Av. San Juan 3951. A continuación le toca el turno a Loria 1449, para terminar el recorrido juvenil en Boedo 1058/60. La madurez lo va a encontrar por otros barrios, pero siempre su corazón reposó en Boedo.

“…yo nací… un 6 de agosto de 1906, a las cinco de la tarde. Caía una lluvia tremenda y hacía un frío de la Madonna. Mi padre trabajaba, entonces, en los Tribunales. Edmundo Montagne, un amigo, que también era poeta, le avisó:
- ¡Pepe: ha nacido tu hijo Cátulo
Montagne ya tenía previsto el nombre. Mi padre corrió a casa. Me arrancó del lado de mi madre, me quitó los pañales, salió al patio, me puso bajo el agua que caía con fuerza y exclamó:
-hijo mío: que las aguas del cielo te bendigan!
 A causa de tanto lirismo y ritual anarquista yo, recién nacido, me pesque una pulmonía que me tuvo tres o cuatro meses entre la vida y la muerte. Sin los cuidados de mi madre, ahora no lo estaría contando …”(“La Maga Colección, dic/1995,Seis Poetas del Tango, “Todo fue tan simple, claro como el cielo. Por Cátulo Castillo, pág.12)

“Cuando tenía veinte años, mi padre robó a mi madre y se casó con ella. La sacó de los alrededores de La Plata, donde mi abuelo trabajaba en un stud como cuidador. Era a principios de 1905. Se fueron a vivir a Buenos Aires en una casita de la calle Castro al 900. (947) Yo nací al año siguiente, un 6 de agosto de 1906, a las cinco de la tarde” (“La Maga Colección, dic/1995,… Idem. Por Cátulo Castillo, pág.12)
El padre, un anarquista de aquellos, en signo de victoria, sea por el nacimiento del pibe, sea, por el primer aniversario de la conquista del Descanso Dominical, intentó lo imprevisible e imposible
“…Dos días después, mi padre y sus amigos se fueron a anotarme en el Registro Civil. El empleado le preguntó:
-el niño, ¿cómo se va a llamar?
- Descanso Dominical González Castillo – le respondió mi padre, rotundo y lleno de gozo.
- ¿Cómo, señor?
- “Descanso Dominical González Castillo”
- No puede ponerle ese nombre ¿Cómo le va a poner a una criatura “Descanso Dominical”?
- ¡Ud. le pone “Descanso Dominical”!
Y se armó el lío. Casi se van a las manos. Triunfaron los amigos y entonces me pusieron Ovidio Catulo, como quería Montagne.
Mi padre deseaba llamarme “Descanso Dominical” porque por ese tiempo habían promulgado la ley, que era una vieja aspiración libertaria, y quería llevar su fe anarquista hasta las últimas consecuencias”(“La Maga Colección, dic/1995,..Idem. Por Cátulo Castillo, pág.13)

“…La sensatez de este funcionario impidió que cargara con ese nombre, precisamente él, que trabajó todos los días de su vida, aun en aquellos que se dedicó a soñar. El padre lo pensó mejor y lo hizo llamar Ovidio Catulo. Ovidio por el poeta latino que irritaba a Augusto con sus epigramas y que conoció como él la melancolía del exilio, y Catulo por el poeta de la Pelea… (y Cátulo fue boxeador, preseleccionado para las Olimpíadas de Ámsterdam 1924)(César Tiempo. Periódico ABC. Almagro­­-Boedo-Caballito. Pág.5)

Además de músico, poeta, y letrista de tango, Cátulo se desempeñó como periodista trabajando en diarios como "El Líder", "El Nacional" y "Última Hora". Además fue presidente de SADAIC y de la Comisión Nacional de Cultura, hasta que por aspectos políticos en 1955 fue exonerado de sus cargos. 
En setiembre del ‘55 vino el despido. Encontró refugio de las amarguras producidas por el hombre, en el mejor amigo, el animal. Y fue el destino que lo llevó a acercarse a su pureza, esa que no pone condiciones ni exige retribuciones. Salió del agobio de la Capital, en busca de la paz para crear y producir. (Camino de Cintura, a orillas del Rió Matanza)
“… En su nuevo domicilio, donde trabaja y produce silenciosamente, crece y desarrolla su amor por los animales, es otra faceta de San Cátulo.
Cadícamo lo cuenta así: “Ahí pasa sus días de destierro voluntario. Su alma de santo socorre a los perros sin dueños abandonados, bastardos y enfermos que merodean ladrando de hambre o de frío por los alrededores de su casa como presintiendo la llegada de un hermano compasivo. Los alberga dándoles de comer y apagando su sed, son más de 40; a los enfermos los cura, los acaricia y juega con ellos”
“…su compañera, Amanda Peluffo, cuenta que llegaron a tener 95 perros, 19 gatos, 200 gallinas y hasta 2 corderitos (“Juan y Domingo”)
 (La Maga Colección. Op. Cit. Pág.11. San Cátulo. Fernando Mazzeo)

Cátulo era un buen tipo, nunca lucró con los sentimientos, menos con los afectos de sus amigos los perros. De puro gaucho, le daba una mano a sus patitas, y le buscaba un compadre querendón para que no volvieran a sufrir las penurias de andar solos. Fue el comodín de los perros, para curarlos y amarlos. Dialogó con Ellos, les habló y le hablaron, los entendió y le entendieron mejor que el hombre.
–Empecé con un perro. Tenía una cara triste y los ojos llorosos. Estaba tan estropeado, tan lleno de piojos, era una cosa tan insignificante, que parecía un hombre. Otra vez, los chicos me avisaron que cerca de la ruta (yo vivo en Ciudad Evita), una perra estaba herida. Me han fusilado a la perrita porque la muy pecadora estaba embarazada. Le pegaron cinco balazos y todavía vivía. Cinco balazos pegados con furia. El que tiró fue tan cruel, tan severo, tan inexorable, que parecía un hombre, pero era un perro...” (R. Horvath.- C.C.C. -cafe-bar-billares)

Cátulo nos comentó…que, cuando pudiera, compraría una casa vieja en la que fundaría un hogar para animales abandonados. Con el tiempo en una casona que creo que quedaba  por la calle La Rioja al 1400, nació MAPA…” (Cátulo Castillo: Un poeta de lujo. Oscar Mármol. El portal del tango.)

Cátulo, el compositor, fue autor, entre otros, de los famosos tangos "Organito de la tarde", "El aguacero", "Caminito del taller", "Acuarelita de arrabal", "Silbando", "El Aguacero" , "Invocación al tango"; Tinta Roja", "Caserón de tejas" y "María".

De singular importancia, por la calidad de la obra, fue la colaboración con Aníbal Troilo: "María", "La última curda", "La cantina", "A Homero", "Y a mi qué", "Una canción" y "Desencuentro". Entre la increíble lista de tangos de su creación, se pueden mencionar: "Dinero, Dinero" (en conjunto con Enrique Delfino), "Te llaman violín" (junto a Elvino Vardaro), "La Madrugada" (en colaboración con Ángel Maffia), "Un hombre silba" (con música de Sebastián Piana), "Para qué te quiero tanto" (en compañía de Juan Lorenza), "Papel Picado" y "Tango sin letra" entre otros. 

Fallece a los 69 años, el 19 de Octubre de 1975 en su casa de un síncope cardíaco. 

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